lunes, 31 de agosto de 2009

Habia una vez....



Había una vez un arqueólogo en África. Vino a la India en peregrinaje; a los Himalayas, particularmente a los templos y estructuras antiguas, los cuales son muy difíciles de alcanzar; y en aquellos tiempos mucho más. Mucha gente simplemente no volvía; se llegaba a través de pequeños senderos al borde de precipicios de 3.000 m. de profundidad, con nieves perpetuas.

Tan sólo un pequeño resbalón y todo habría acabado.

El hombre iba cansado, aún llevando muy poco equipaje (porque llevar mucho equipaje a esas alturas se hace imposible); según el aire se va volviendo más fino, se hace más difícil respirar.

Delante de él, vio a una niña que no tendría más de diez años, cargando

a un niño, muy gordito, sobre sus hombros. Ella iba sudando, respirando pesadamente, y cuando el hombre pasó a su lado le dijo:

«Niña, debes de estar muy cansada. Llevas mucho peso sobre tí».

La niña le respondió: «Tú eres el que lleva peso.

Esto no es un peso, esto es mi hermanito».


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